LIKE A PRAYER























En otro punto de la ciudad,
alguien me nombra, 
se sonríe, 
deja escapar el aire 
que pudiera haber guardado 
y me invoca en silencio.  


Y yo, 
que tengo de la presa en la mira
la estirpe de los miedos 
huyo como siempre. 
A destiempo.


Este cielo seguirá existiendo  
aunque aparte la mirada. 
No será el mismo, 
pero ese infinito invisible
tiene peso y aplasta. 
Siempre hay un momento exacto 
en que crepúsculo y amanecer 
se confunden en una misma imagen.
El ascenso y la caída 
es sólo una cuestión de perspectiva
del tiempo transcurrido.
Como si alguien pudiera escucharme
antes de irme 
invoco una absurda plegaria 
y reclamo mi parte del olvido.

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