MALWARE
tu lado amable era yo.
Como un virus en mi ram
me reseteabas todo el tiempo.
Pantalla azul, error fatal.
Mi sistema operativo respondía a tus comandos,
hasta que pude cargar todo el disco en la memoria
y ver que te habías alojado en tantos clusters no válidos.
Ya lavé y cambié las sábanas.
Me enfrenté yo sola a las cucarachas de la cocina.
Estoy cambiando los muebles de la casa,
usando mi superpoder fenicio de encontrar gangas
que ofrecen belleza o al menos la insinúan.
Hay más espacio,
más aire,
no me choco con las cosas que atiborrabas.
Pongo la música más fuerte sólo porque me gusta,
y no para tapar el sonido desquiciado
de las mismas cuatro notas que le sacabas al ukelele.
Me sorprendo bailando sola.
Ya ocupo toda la cama y sueño que vuelo sin esfuerzo.
Le devolví a Atlas el peso del mundo
y me duele mucho menos la espalda.
Volví a escribir sin que sea por encargo.
Me estoy haciendo caso,
aunque sea tan cambiante
y me cueste tanto concentrarme.
No me molesta la mañana
y me sonrío sola por la calle
No te digo que es una continua y progresiva felicidad,
todavía lloro frente a desconocidos.
Algunas cosas que te traen de vuelta se sienten
como un hueso quebrado en un día de humedad.
Tengo subidas y bajadas como una ruta de Misiones,
pero no me resisto al camino,
y cada vez disfruto más el paisaje.
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